Un pequeño movimiento en la comisura de la boca, el más mínimo cambio en la pupila, son suficientes para «leer» el verdadero yo de una persona.
Hannah Herbst es experta en reconocer las señales secretas del cuerpo humano y, como asesora policial, ha atrapado a varios delincuentes peligrosos. Mientras se enfrenta a las consecuencias de la perdida de memoria despues de someterse a una operación, se encuentra ante el caso más terrible de su carrera: una mujer ha asesinado brutalmente a su familia y tras su confesión ha logrado escapar. Hannah dispone únicamente del breve vídeo en el que la asesina admite su culpabilidad para analizar el caso. El único problema es que… la asesina del vídeo es la propia Hannah.
Y es que los relatos de Sebastian Fitzek no deja nunca a nadie indiferente, ya sea por la trama, los personajes, los espantosos sucesos o el salvaje desarrollo de la historia.
Y en Gestos Letales no se queda corto de nada
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CUIDADO, CONTIENE SPOILERS
La trama que plantea es tan espectacular como impactante. Prestarse de cebo para atraer a un asesino en serie de esa manera me parece de thriller brutal de Netflix .
La acelerada trama no te deja pensar, solo cuando la protagonista se para en seco y piensa “espera un momento…si esto ha pasado es por qué blah blah…” es entonces cuando haces la reflexión junto a ella.
Es una trama tremendamente tramposa, ya que los giros de guion que sufre la protagonista te sientan igual que a ella: todo lo que creías es otra cosa.
El tema de las micro expresiones faciales reconozco que es un tema fascinante, complejo y difícil de interpretar, por lo tanto, todo lo que dijera el autor sobre las expresiones de los personajes, le dices amén y te lo tragas tal cual.
Y de las pocas veces en una novela de Sebastian Fitzek que es de todo menos amable, porque las últimas páginas, donde todo hace ‘click’ y encajan todas las piezas cruelmente… te dejan con tan mal cuerpo que esperas que la protagonista vuelva a ser anestesiada por su bien.
El único pero que me ha frenado, es el continuo análisis de ella que frenaba la vorágine a la que como lectora estaba sumergida.
Pero, sin más, es una lectura poco amable, incómoda, sientes el frío y el dolor de los personajes y la locura en la que puedes llegar a caer al saber la verdad.