Como fan de J.D. Barker, reconozco que abrí La Desconocida sin mirar siquiera la sinopsis. La confianza que le tengo y su tándem creativo con James Patterson) Los Crímenes de la Carretera, me hizo pensar que iba directa a una lectura de esas que te atrapan y no sueltan hasta la última página. Pero, esta vez no fue así.
Desde las primeras páginas, La Desconocida se desliza por un terreno muy distinto al que Barker nos tiene acostumbrados. El tono se vuelve decididamente sobrenatural , casi como si nos adentrásemos en una novela de Stephen King… pero llevada al extremo. Esto no sería un problema si se está preparado para ello, pero en mi caso, el cambio de registro me descolocó por completo.
Las escenas suceden de forma abrupta, los capítulos se cortan de golpe, y la narrativa salta de una línea a otra sin dar apenas espacio para digerir lo que está ocurriendo. El ritmo —aunque dinámico— termina por generar más confusión que tensión.
Uno de los aspectos que más suele aplaudirse en este tipo de thrillers es el uso de múltiples perspectivas y tramas paralelas. Y la novela lo intenta: hay varias líneas narrativas que se entrelazan a lo largo del libro, y esa alternancia entre personajes en principio debería aportar dinamismo. Pero cuando las transiciones son tan súbitas y los elementos paranormales tan poco dosificados, se pierde la capacidad de generar atmósfera. En lugar de mantener al lector en vilo, lo desconecta.
El potencial de los personajes… desaprovechado
Y esto es lo que más lamento, porque si hay algo que La Desconocida hace bien, es construir personajes. Todos ellos están definidos con esmero, con motivaciones complejas, pasados oscuros y una evolución que —especialmente hacia el final— los convierte en lo más interesante de la novela. Hay momentos en los que se vislumbra el thriller psicológico de calidad al que Barker nos tiene acostumbrados: las sombras, los traumas, los secretos truculentos… Todo estaba ahí. Y sin embargo, muchas de esas historias quedan sepultadas bajo capas de escenas que funcionan casi como relleno.
Sientes que la novela podría haber sido otra. Una mucho más intensa, más perturbadora, más Barker. Pero se pierde entre el exceso de giros y un desenlace que resulta predecible, dejando la amarga sensación de que el clímax no ha hecho justicia al potencial de la historia.
Un final sin sorpresa, sin impacto
La resolución tampoco termina de levantar el vuelo. Desde cierta altura de la novela, empiezas a intuir lo que va a ocurrir, porque además te van dando pistas, y cuando finalmente llega, no hay impacto ni giro inesperado. Es simplemente el final que esperabas, y no precisamente porque estuviera bien armado, sino porque los indicios eran demasiado evidentes.
La Desconocida no es una mala novela, pero tampoco está a la altura de lo que muchos lectores esperábamos. Tiene momentos bien logrados, y personajes con gran potencial, pero su enfoque sobrenatural extremo, unido a una estructura narrativa desconcertante, hacen que pierda fuerza como thriller psicológico.
Si buscas el estilo directo, oscuro y adictivo de Los Crímenes de la Carretera, probablemente te decepcione. Pero si entrasj en esta lectura sabiendo que se mueve por terrenos más fantásticos y caóticos, puede que consigas conectar con ella de otra forma.
Solo para lectores con apetito de lo paranormal… y paciencia con las sorpresas inesperadas (no siempre para bien).